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OTROS ACTOS DE INUSITADA COBARDÍA

09 Dic

Mientras por un lado las Farc y sus voceros políticos hablan de humanizar el conflicto, de diálogos por una negociación política, las estructuras criminales de esta narcoguerrilla le muestran al mundo toda su capacidad de desprecio por la vida humana.

En Florencia, una célula terrorista asesinó a un indigente y sembró el cadáver con cerca de 50 kilos de explosivos, anfo con metralla, los cuales fueron activados cuando la Policía se hizo presente para las diligencias de levantamiento, el saldo 4 policiales heridos. La carga estaba sembrada debajo del cuerpo de un indigente que había sido asesinado minutos antes por las Farc y que fue utilizado como señuelo para atraer la presencia de los uniformados a la zona[1].

En Maicao la banda narcoterrorista había detonado una bomba que cobró la vida de un humilde trabajador y de un niño de apenas 9 años de edad. La prensa regional señala como el demencial acto que destruyó casas en los alrededores, destrozó negocios levantados con lucha, tesón y esfuerzo durante años y derribó la pared lateral del costado norte de la Estación de Policía en el municipio de Maicao, sirvió a la población para pellizcarse ante la arremetida que grupos delincuenciales organizados están adelantando contra Maicao[2].

El atentado criminal en la ciudad guajira fue el saludo de las Farc a las marchas que en su contra programó el pueblo colombiano este pasado 6 de diciembre y son la respuesta evidente al llamado del gobierno nacional para que cesen la barbarie como requisito previo para cualquier aproximación a dialogar.

Hasta el día de hoy ni las ONG que se autoproclaman defensoras de derechos humanos, o Ciudadanos por la Paz, o los colectivos de abogados, mucho menos el Obispo de Cali, se han pronunciado condenando los execrables crímenes cometidos por las Farc en contra de personas desposeídas o inocentes niños, lo que contradice abiertamente el espíritu que dice acompañarlas cuando de adelantar la guerra jurídico-política contra el Estado y la institución militar se trata.

Cuando se critica la amplitud del gobierno nacional para llamar a las Farc a dialogar en medio de estas demostraciones de salvajismo, no se intenta cuestionar su buena voluntad, sino de recordar que la organización narcoterrorista siempre ha respondido con mayor violencia porque erradamente entienden que esos llamados son muestras de debilidad del Estado.

Asesinar secuestrados, indigentes o niños es la demostración de fortaleza de la que habla la terrorista holandesa Tanja Nijmeijer en declaraciones para medios de prensa europeos[3]. Sus declaraciones hacen parte de la misma burla al pueblo colombiano y a la comunidad mundial que constituyó el supuesto mensaje de las Farc en que anunciaban la liberación de secuestrados como muestra de nueva voluntad, la que solo apareció después de la ejecución de cuatro uniformados secuestrados por más de 10 años.

Es muy difícil compartir en el actual escenario el optimismo de  la directora de la ONG Fundación Ideas para la Paz, María Victoria Llorente, quien dijo que «independientemente de los sucesos lamentables con los secuestrados asesinados, se siente que algo se estaría fraguando para construir un escenario» encaminado a solucionar el conflicto con las FARC. «Ese escenario tarde o temprano se va presentar, aunque no es un escenario que vemos en la vuelta de la esquina, pero sí es algo que al final tiene que construirse», matizó Llorente[4].

Mientras no se consolide la derrota militar de las Farc, esta organización narcoterrorista buscará explotar cualquier posibilidad de resurgimiento político para insistir en imponer sus condiciones mediante la agresión terrorista contra la población civil; es cierto, políticamente las Farc como organización están derrotadas, pero en su periferia se mueven organizaciones no gubernamentales y sectores políticos que desde la legalidad buscan mantener la idea de la ‘insurgencia’ para evitar su derrumbe total ante el mundo.

 
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Publicado por en diciembre 9, 2011 en Opinión Pública

 

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