SANTOS NEGOCIA SÓLO CON EL 30% DE LAS FARC

Aterradoras y premonitorias las declaraciones del ex diputado Sigifredo López quien señala que el presidente Santos sólo está negociando con representantes del 30% de las Farc en La Habana, lo que sin duda da certeza a las dudas de que de tales negociaciones sobrevenga una paz duradera y cierta para el país y explica por qué el llamado al cese de fuego fue en realidad una falacia.

La apreciación del ex diputado no es descabellada, el 30% de las Farc representado en La Habana no es el comprometido en el narcotráfico; los bloques, frentes y cuadrillas que si lo están no tienen representantes en la mesa y son los responsables de las más de 24 graves violaciones al cese unilateral al fuego decretado por los delegados de la organización armada ilegal en diciembre pasado y que culmina este 20 de enero, como reiteró en La Habana alias Iván Márquez.

Según López los bloques Sur Occidental que anteriormente manejaba el exjefe máximo de las Farc alias ‘Alfonso Cano’ y ahora bajo el control de Pablo Catatumbo y el bloque Sur Oriental que antes manejaba alias el ‘Mono Jojoy’ y hoy bajo el mando de ‘Joaquín Gómez’, y ellos no están dispuestos a negociar con el Gobierno Nacional.

Los “pazólogos” de oficio como Antonio Navarro inmediatamente salieron a indubitar a Sigifredo López, sin embargo aceptan que “Por supuesto que existen algunos bloques que no hacer parte del proceso, y eso el Gobierno lo sabe, pero son una minoría que, si esperamos algún tiempo, pueden cambiar de opinión y terminarán también haciendo parte del proceso” y esta afirmación hace referencia a estructuras criminales de las Farc no al Eln.

Aquí hay una afirmación en extremo delicada y es que el gobierno nacional tiene pleno conocimiento de que quienes fungen como representantes de las Farc en La Habana no están hablando a nombre de todos los integrantes de la organización armada ilegal, por lo tanto es irresponsable afirmar que el cese del conflicto podrá pactarse a más tardar en noviembre porque no hay ninguna garantía de que ese 70% del que habla Sigifredo López o esa minoría que indica Navarro Wolf no van a continuar con las acciones narcoterroristas de la mano con las Bacrim como vienen haciéndolo en el suroccidente, en el Catatumbo, Arauca y ahora Antioquia.

No se puede llamar al optimismo aunque sea moderado cuando no se está diciendo toda la verdad por parte del gobierno nacional y que a pesar de la necesaria reserva que corresponde a esta etapa del proceso, a este le está faltando seriedad y transparencia.

Todo pareciera indicar que ante los evidentes cambios que se aproximan en el país que les diera tanta acogida, los negociadores de las Farc lo que están buscando es la manera de pensionar y legalizar a los cabecillas que por razones de edad o de salud ya no pueden enmontarse otra vez y con ellos a un grupo no tan representativo de otras jerarquías y terroristas rasos para dar la apariencia de esa voluntad de paz que en discurso manifiestan, advirtiendo que no harán dejación de armas porque saben precisamente que el grueso de la organización armada ilegal seguirá delinquiendo. Es seguro que el único negociador que volvería a las andadas sería Iván Márquez, los demás pasarían a desarrollar un papel de topos en la vida política nacional o como embajadores en el exterior, tal y como vienen haciéndolo pero ya no de manera clandestina pues contra ellos cesarían las órdenes de Interpol.

Quienes aún confían en que las Farc se están jugando una carta de reconocimiento político y que no pueden renunciar a ella, habría que preguntar si en más de 50 años de actividad narcoterrorista las Farc le han dado alguna importancia a ello, de ser así jamás habrían incurrido en los crímenes y delitos de lesa humanidad de los que son responsables porque ya de por sí esas conductas les restan cualquier posibilidad política.