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DE LOS DISCURSOS A LOS HECHOS

02 Dic

DE LOS DISCURSOS A LOS HECHOSEn medio del jolgorio por la devolución de cuatro militares y una civil secuestrados por parte de las Farc, el país vuelve a ese estado de que aquí no ha pasado nada y lo más importante por sobre cualquier consideración es la paz; en medio del océano de informaciones de todos los medios sobre las “liberaciones” se colaron dos noticias que pasan casi desapercibidas para la opinión pública.

La primera y más importante es que quedó al descubierto la inexistencia de “unidad de mando” de los negociadores en La Habana y las estructuras criminales que operan en Colombia; así lo evidencian las declaraciones del terrorista Félix Antonio Muñoz Lascarro, alias Pastor Alape, negociador de las Farc en la capital cubana, quien afirmó que en La Habana las Farc no tienen potestad para ordenar nada a los Bloques, Frentes, Compañías y Escuadras que conforman la banda criminal en el país[1], reclamando los terroristas que precisamente esas acciones son parte del riesgo en medio del conflicto y que por ende debe acordarse un cese bilateral del fuego, como lo reclaman en su auxilio los voceros políticos en diversos escenarios públicos.

La segunda, es que las Farc pretenden convertir la devolución de los secuestrados en un hecho político a su favor aprovechándose de las voces que ingenuamente señalan que no continuar con la ejecución del delito en cabeza de las 5 personas regresadas significa una gran demostración de voluntad de negociar para alcanzar la paz, cuando simultáneamente estaban secuestrando niños en el Cauca y en otras regiones, asesinando policías y soldados, atacando vehículos e instalaciones civiles y arreciando sus amenazas y ataques contra trabajadores, campesinos y comerciantes en Cajamarca, Tolima, y en las comunidades indígenas del Cauca como venganza por el juicio y condena a dos terroristas implicados en el asesinato de líderes Nasa.

Estas mismas comunidades indígenas fueron objeto de la burla de las Farc que paralelamente a la liberación de los militares y la abogada en el Chocó, se habían comprometido a devolver a la comunidad un niño menor de 14 años reclutado por una de las estructuras criminales, hasta hoy no han cumplido esa promesa y liberados los militares parece que el compromiso se diluyó en el silencio y el olvido.

La segunda noticia es una amenaza de las Farc al gobierno y a la sociedad, la continuación de crímenes de lesa humanidad como parte de su presión “política” en las negociaciones; de manera prepotente el terrorista Luciano Marín, alias Iván Márquez, dice que los diálogos en La Habana deben condicionarse a que pase lo que pase en Colombia no pueden suspenderse o interrumpirse, razón por la cual exigen un rediseño de las reglas de juego. Su discurso habla de desescalamiento del conflicto, pero su práctica y su amenaza advierten que lo incrementarán y que nadie podrá reclamarles por ello.

La narcoguerrilla asume entonces una actitud prepotente y aprovecha la devolución de los secuestrados para hacer una show mediático mediante el que pretenden mostrarse como fuerza triunfadora y al General Alzate como el representante de un ejército vencido; no menos grosera y agresiva es la presión para que los soldados liberados en Arauca declaren a los medios que la narcoguerrilla llevó a los espectáculos montados a favor de ellas. Tibiamente el delegado de los negociadores gubernamentales en La Habana reclamó respeto a la dignidad de las víctimas de sus delitos, algo que tampoco está en el lenguaje ni en la praxis de la organización narcoterrorista.

Es hora de que las Farc pasen del discurso a los hechos, hablar de paz en La Habana y arreciar sus ataques contra el pueblo colombiano en el país no tiene sentido; son ellas las únicas llamadas a desescalar el conflicto no exigiendo un imposible cese bilateral del fuego, sino cesando sus actividades criminales y especialmente aquellas que constituyen flagrante violación al D.I.H. y a los DD.HH de los ciudadanos, mientras persistan en el delito las fuerzas del Estado están obligadas por la Constitución y la Ley a perseguirlas para neutralizar sus acciones, en este no puede llamarse a engaño y el gobierno debe ser firme en ese sentido en la mesa de diálogos.

[1] EL TIEMPO. Pastor Alape regresó a La Habana con garantes. Lunes, 1º de diciembre de 2014. Bogotá, D.C. Pág. 2.

 
1 comentario

Publicado por en diciembre 2, 2014 en Opinión Pública

 

Una respuesta a “DE LOS DISCURSOS A LOS HECHOS

  1. Luisa Cáceres

    diciembre 4, 2014 at 9:49 pm

    Quisieramos contactarnos con ustedes a algún correo o número telefónico.

     

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